Caro Augusto,

esta vez hay historia veterana y al revés de lo que solía decir John Ford, creo, que si la leyenda es mejor que la verdad, cuenta la leyenda, lo que crió ese cuadro, "Pacola", no tiene la menor ficción, excepción hecha, naturalmente, de la ficción natural que siembra la memoria tras las innumerables cosechas de los años y que, por otra parte, es imposible de prever, sujetas, como están, a una suerte de cambio climático interior persistente.

Comenzó en Huerta Grande, a finales de los sesenta, durante unas vacaciones que no sé de qué modo mi viejo consiguió pagar, o tal vez todavía se deban, y que nos dejó tres meses de verano somnoliento junto a un arroyo que por entonces era mágico.

Mi viejo leía El cuarteto de Alejandría, un libro que junto con Arco de Triunfo y el imprescindible calvados, se convirtió en una identidad familiar tirando a nostálgica desde el primer momento. De modo que hoy esa nostalgia ya es como un bajorrelieve impreso para siempre en el mascarón de proa de la melancolía personal.

En fin, que fue entonces cuando tuve un encuentro amoroso intenso y conflictivo, como deben ser los primeros amores, que terminó de un modo nada bucólico en Buenos Aires, donde la clandestinidad de la serranía quedaba expuesta por el realismo de la vida cotidiana, esa marisma en la que permanentemente se hunde el o la urbanita, tras un safari alocado y breve.

Décadas después conocí a la hija de aquella niña del short a cuadritos que trepaba el sendero colina arriba, y a su marido. El cuadro fue pintado para ellos y lleva en su título una mezcla de sus nombres.

De modo que está impreso en su colorido, completamente oculto, pero vivo hasta la llaga, el humo de Alejandría, la inasibilidad de Justine, los bagres-sapo pegados al dique, el tabaco de la pipa de mi viejo, un garage convertido en cave existencialista y con dibujos a la carbonilla y bailes sudorosos, a media luz, con un saxo de fondo.

"Pacola" es más que un cuadro, aunque no pueda decirte exactamente en qué se ha convertido con la marcha, que no llegada, de los tiempos.

Un abrazo. Pablo.