"Pareja". Saqué este Dibujo en Limpio

Pablo Di Masso
PAREJA
2009
Pablo Di Masso
PAREJA
2009
pablodimasso.com.ar

"Pareja". Saqué este Dibujo en Limpio

domingo, 11 de diciembre de 2011 16:33
Pareja

Pablo Di Masso

Caro Augusto,

Pitopheles de Nonnanita había comentado, mirando hacia el cielo: “me conformaría con ser un hombre, pero solamente soy un ciclo...” Ahora no lo recuerdo, pero seguramente esa frase tenía una antes y, quizá, un después. Pero aterricé en ese pensamiento saliendo del bar “Velódromo”, en Barcelona, un día de febrero, con mucho frío, cuando un tipo envuelto en un poncho rojo, como un añejo soldado de Güemes, me pidió un cigarrillo.

Lo escribo tal como aflora, o se desaflora, hoy, porque el cerebro funciona a destajo y sigue sus propios mapas. Esos suculentos acertijos con los que muchos se divierten desde detrás del diván.

Le di un faso. El hombre le quitó la boquilla y lo giró para lamer un extremo que luego encendió con un fósforo que, supongo, ya tenía en la mano.

Con la primera bocanada de humo denso... comenzó a llover. Ocurrió a la vez y está claro que no pienso que las dos situaciones estuvieran relacionadas. Aunque no estaría mal plantearlo desde el diván, sin mirar hacia atrás. Por las dudas, claro.

Pregunté si quería tomar un café o prefería empaparse, aunque le desaconsejé la segunda opción porque el termómetro debía marcar apenas dos o tres grados.

Supongo que no tuvo que reflexionar demasiado a juzgar por el modo en que se puso en pie de un salto, me agarró del brazo y entramos en el bar. Yo parecía el invitado y él un tipo emprendedor empeñado en proponerme un trabajo crucial.

Como siempre, nos vi desde arriba, en un plano cenital, encaminándonos hacia una mesa redonda y apartada, debajo de la vieja escalera de madera.

-Si tuviera que ponerle música a las mujeres que he tenido, cuando estaban conmigo o cuando ya se habían marchado, o imaginar una danza, sería un haka. Gritos guerreros y movimientos temibles. La pareja tal vez sirva para esa estupidez de continuar la especie, pero para mí es una guerra de destrucción continua.

Yo imaginé que el tipo acababa de salir de una habitación donde había encontrado al amor de su vida en compañía de su mejor amigo en pleno safari carnal. A fin de cuentas en ese momento, y antes y después, mi ingesta cotidiana provenía de escribir guiones o cuentos y tratar de que me pagaran lo prometido. Un cometido que mi empecinamiento no siempre llevó a buen puerto. En ocasiones, a ningún puerto.

-Estás jodido –le dije, sin la menor ilusión de ser original.

-No. El amor no funciona. Si estuviera jodido sería un ciclo. Esto es más serio.

“Un ciclo...”

-¿Cómo de serio? –quise saber.

-Es difícil de imaginar.

Se quitó el poncho y debajo llevaba un viejo traje de pana, de esos que hicieron famosos a los socialistas cuando eran socialistas, en los años 70, con chaleco, camisa a cuadros y un corbatín como los de los tejanos. Con dos cordones saliendo de las narices de un toro de gran cornamenta.

Pensé en J.R. Uno lleva innumerables culebrones enfermándole el cerebro.

-Nada es difícil de imaginar –le dije, con una cierta arrogancia. Bien intencionada, pero arrogancia al fin.

-Está bien –dijo el tipo-. Imagina una sesión de grupo.

-Ya está –repliqué como si fuera una competición de esas en las que cada movimiento va seguido de un click en un reloj de ajedrez.

-Está el terapeuta, un coordinador, o lo que sea, tres o cuatro personas anodinas y, frente a frente, Woody Allen y... pongamos que Himmler.

Traté de recordar si Woody había hecho ese comentario alguna vez, pero no lo conseguí. Tampoco me preocupó demasiado.

En mi fuero más interno, cuya visión solo le deseo a mis enemigos, creo que prácticamente todo es una copia de algo que ha sucedido. Con alguna variación mínima por esa tendencia ombligofílica de los mamíferos pensantes en diferenciarse de la manada.

-De acuerdo, Woody y Himmler –dije, alentándolo a continuar.

-Eso es, más o menos, la pareja. Una discusión imposible, furiosa, tal vez criminal, ante algún árbitro silencioso y rodeados de gente que no tienen la menor importancia en ese mundo de dos y de violencia creciente.

Sonrió. No parecía el gesto adecuado para ese momento.

Acto seguido añadió:

-No me interpretes mal, me enamoro con facilidad y tengo esperanzas de volver a hacerlo. Creo que estoy hechizado por las derrotas. El fracaso como estilo de vida.

-Una reflexión bastante actual –comenté sin la menor ironía.

Le ofrecí otro cigarrillo y encendí uno yo mismo. Los humos se unieron en lo alto.

-Ahí lo tienes. El humo. El mío y el tuyo. Dos humos y una sola nube. Pero mi bocanada y la tuya no tienen nada que ver. Si alguien lo analizara podría comprobarlo fácilmente.

Me imagino ahora, lustros después, a un equipo completo de científicos criminólogos, de esos de la tele, poniéndole identidades a dos humos y la idea me pareció curiosa. Las estupideces suelen serlo. A veces.

También ahora imagino a Karen Souza añadiéndole voz de jazz a ese momento en el “Velódromo”. Por ninguna razón en particular.

En aquella noche de tormenta, entre café y humaredas confusas, no me pregunté qué diablos hacía allí con aquel tipo. Esos encuentros solían suceder con alguna frecuencia, sin la menor intención de sacar nada en absoluto de ese tiempo ganado para ser perdido. O viceversa.

-Estamos imbricados, anudados, casi soldados, las mujeres y los hombres. Y antes o después nos damos cuenta y queremos salirnos de esa especie de encarnamiento que ha sucedido prácticamente a nuestras espaldas. Entonces comienza la destrucción. El Haka. Woody y Himmler.

-Ahora soy yo el que está jodido –le dije, aunque no era verdad. La culpa me obligaba a hacerlo sentir acompañado.

-Después de la pasión, o sea... esa temporada en la que ella y él comienzan a fusionarse como esclavos de una sonrisa estúpida, de palabras repetidas pero desde bocas nuevas, sin tomar conciencia, se inician las mil y una noches.

-¿Las mil y una noches? –repetí como en esas películas malas en las que hay que ganar líneas de diálogo.

-Uno y otra, o una y otro, comienzan a comportarse como Sheherezade y el rey Schahriar. Se intercambian los papeles, pero siempre hay uno que hace el verso y el otro que pretende liquidar al contrincante. Es la peor etapa. Cuando parece que hay salida. Eso sí que es estar jodidos.

Se estiró para atrás en la silla y sonrió ampliamente.

-¿Qué te ha parecido? –preguntó.

-Una teoría que tendrías que discutir con Vonyovani –respondí.

-¿Quién es?

-Un amigo que hace años charló mucho sobre las relaciones interpersonales con Pier Paolo Passolini.

-Entonces ya tengo dos espectadores para mi espectáculo. Esto que te he explicado forma parte de un monólogo que estoy escribiendo. Soy actor.

Dejó de llover y le dije que iba a perderme el último tren.

Siempre aparece algún actor, o actriz, en mi camino. Y nunca me regalan una entrada para la fila 7. Aunque solo fuera para dejarla vacía. Mierda.

-Gracias por el café y los pitillos. Espero veros a ti y a tu amigo en el estreno. Será en un par de meses. En el teatro “Rogatol”, en Gracia.

-¿Cómo se llama la obra? –pregunté.

-“La guarida”.

“Pareja” se me mezcló, nunca mejor dicho, con aquel episodio. Nunca se estrenó el monólogo. Vonyovani me dijo que no tenía el menor interés en conocer a ese tipo.

Y yo saqué este dibujo en limpio.

Un abrazo,

Pablo.

Muchas gracias Pablo !

Pablo Di Masso
PAREJA
2009 Restaurante Bar Velódromo Gauchos de Güemes Woody Allen by Rivaherrera ilustracion caricatura de woody allen ilustrador caricaturista carlos rivaherrera Karen Souza

  1. Pablo Di Masso
    PAREJA
    2009: pablodimasso.com.ar
  2. Restaurante Bar Velódromo: bcnrestaurantes.com/barcelona. ... e=bar-velodromo
  3. Gauchos de Güemes: rodillasnegras.blogspot.com/20 ... n-de-salta.html
  4. Woody Allen by Rivaherrera ilustracion caricatura de woody allen ilustrador caricaturista carlos rivaherrera: rivaherrera.wordpress.com/2011 ... centro-niemeyer
  5. Karen Souza: saxoargentina.com.ar/2011/05/1 ... -el-10-de-junio

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